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No permitamos que ideas erróneas y obsoletas nos impidan crecer, hagamos una evaluación profunda de nuestras capacidades y seamos sabios en reconocer cuando algo no está a nuestro alcance, construyamos alianzas, basadas en la confianza y el respeto

El trabajo en equipo y la cooperación es algo fundamental para el progreso y además es también natural para nosotros, aunque muchas veces no lo sentimos así. La vida en nuestro planeta y nuestro cuerpo han logrado un nivel de avance importante gracias al trabajo conjunto. La unión de muchas células da origen, por ejemplo, a nuestros tejidos y nuestro propio cuerpo es un claro ejemplo de trabajo en equipo; cada uno de nuestros órganos trabajan de forma complementaria para mantenernos vivos. Para definir un equipo de una forma sencilla, yo diría que es un grupo de individuos especializados que trabajan de manera coordinada y conjunta para lograr un objetivo común.

Pero si el trabajo en equipo es algo tan esencial en la vida moderna, en especial en el mundo empresarial, y además es un proceso natural, por qué muchas veces se nos hace tan difícil que los equipos humanos funcionen de forma eficiente. Existen tres aspectos fundamentales que pudieran estar generando estos inconvenientes. El primero se refiere a la comunicación, y muy en particular a la que se utiliza para la coordinación de acciones. El segundo está vinculado con nuestro propio sentido de supervivencia, que en la vida actual se manifiesta como la competitividad; eso que el mundo corporativo tanto promueve, y que muchas veces se convierte en el obstáculo para el buen desempeño de sus propias operaciones. Y el tercero, tiene que ver con la cooperación y nuestra capacidad de pedir y aceptar la ayuda de otros. Y es justamente este último punto el que me gustaría desarrollar hoy.

Para pedir ayuda existe un factor determinante de reconocer, y es el hecho de que somos seres con limitaciones en cuanto a lo que podemos y a lo que sabemos hacer. De no ser así, la verdad es que no necesitaríamos pedir ayuda, y el trabajo en equipo tampoco sería necesario. Esto es algo que parece obvio, y aunque no lo crean es uno de los factores que más problemas de convivencia nos genera en la actualidad.

Los seres humanos nacemos como seres dependientes. Al principio una persona necesita del cuidado y la atención constante de otro para poder sobrevivir, pero a medida que vamos creciendo, comenzamos a procurar la independencia para muchas actividades. De esta forma comenzamos a sentir e incluso se nos enseña y refuerza la “importancia de que seamos independientes”, pero resulta que esto no es más que una ilusión. Si lo vemos como un caso extremo, un ser humano no es capaz de vivir de forma completamente independiente, pues vamos a requerir la interacción con nuestro entorno para conseguir comida, agua y aire. Y si lo vemos como un individuo civilizado, que habita en una comunidad, podemos constatar que la interdependencia es la base de este sistema social.

No obstante, y a pesar de lo indiscutible de este hecho, en nuestra mente nos cuesta mucho aceptarlo. La conciencia y el reconocimiento de la interdependencia es algo que requiere de una enorme madurez emocional, que requiere de una profunda autoevaluación de nuestras propias fortalezas y debilidades, en la que la autoestima y el amor propio juegan un papel vital. Por eso es indispensable, el reconocer que no podemos hacerlo todo nosotros solos, el aceptar con madurez y sabiduría que necesitamos el complemento y la cooperación de otros para lograr muchas cosas. El aprender a decir “no se” o “no puedo” sin que esto implique que nos sintamos vulnerables o que nos veamos a nosotros mismo como seres inferiores, nos permite unir esfuerzos y conocimientos para alcanzar un fin común. En realidad, esta conciencia nos hace ser superiores, ya que al aceptarlo nos estamos abriendo al conocimiento, a aprender algo nuevo, a trabajar de forma conjunta con alguien que sí lo sabe o que sí lo puede.

El contar con este nivel de discernimiento, nos eleva a un plano de colaboración en el cual nos volvemos parte de un equipo más poderoso y capaz de alcanzar metas más altas. Finalmente, no permitamos que ideas erróneas y obsoletas nos impidan crecer, hagamos una evaluación profunda de nuestras capacidades y seamos sabios en reconocer cuando algo no está a nuestro alcance, construyamos alianzas basadas en la confianza y el respeto, permitiendo que nuestro propósito o misión de vida no tenga límites y pueda llegar tan lejos como nuestros sueños nos lo indiquen, ya que el trabajo en equipo es la única manera de obtenerlo.